Alexandro Escudero-Nahón
Rosalba Palacios-Díaz
(Coords.)
Está ampliamente extendida la idea entre la comunidad científica, como entre la población en general, sobre el hecho de que la tecnología digital está influyendo irreversiblemente en casi todos los ámbitos sociales. A veces, esta influencia es disruptiva, llamativa y pomposa. Otras veces, en cambio, se filtra suave, subrepticia y silenciosamente entre las actividades más cotidianas. En cualquier caso, sus resultados son, a la vez, prometedores y desafiantes.
No es inútil repetir que la aparición de la pandemia por COVID-19 nos ofreció la oportunidad de observar con atención lo anterior. Principalmente, el periodo de confinamiento nos obligó a realizar las tareas más habituales con un uso inédito de la tecnología digital. Por ejemplo, laborar, estudiar, divertirnos o simplemente informarnos sobre el curso de esta contingencia sanitaria, fueron actividades transversalmente influidas por aplicaciones digitales, por dispositivos electrónicos y software especializado.
Uno de los resultados de ese periodo inédito en la historia de la humanidad fue que aprendimos a hacer las cosas de manera distinta, o sea, creamos métodos de trabajo, estudio, ocio, etcétera, innovadores. El otro resultado fue que esta situación catalizó proyectos muy concretos para resolver problemas de empleo, educativos o de esparcimiento. Por eso, tras el periodo de confinamiento por la pandemia por COVID-19 estamos ante la oportunidad preciada de registrar cuáles fueron los principales problemas de las personas y con qué métodos se resolvieron, si ese fue el caso. O qué proyectos inspiraron tal condición de aislamiento y tecnologización.
El libro Métodos y proyectos transdigitales tiene por objetivo registrar algunos casos relevantes donde el ingenio, el conocimiento especializado o la colaboración resolvieron problemas sentidos entre las comunidades productivas, educativas, gubernamentales o de la organización civil. Saber qué sucedió en estos ámbitos durante el periodo de confinamiento social es relevante para entender qué papel tiene la tecnología digital en la solución de problemas de nuevo cuño, pero también problemas crónicos.